En la actualidad, la forma de ver las bodas ha cambiado de tal modo que es posible expandir la ceremonia un poco más de lo convencional, lo cual nos da la opción de organizar una cocktail party, algo así como una pequeña celebración rompe hielo entre la ceremonia religiosa y la fiesta como tal.
Este momento representa un punto medio, donde los invitadas conviven y se conocen mejor mientras los novios aprovechan para una sesión de fotos o para saludar a los invitados de manera cómoda, al mismo tiempo que terminan de llegar los invitados restantes, o simplemente se descansa un poco y se retoca a la novia previo a la fiesta.
Siendo que esto tendrá lugar antes de la recepción, lo ideal es realizarlo a un costado de la fiesta. Por lo general no ocupa mucho espacio, sólo unas cuantas mesas cocteleras y uno que otro sillón cómodo para los invitados mayores. Claro, todo esto planeado para que fluya con el estilo de la boda y no desentonar.
Tampoco es necesario decorar demasiado el espacio. Si es de día, un espacio con una sombra y unas cuantas flores será más que suficiente para tus invitados. En cambio, si es de noche el evento, un poco de luz y caminos iluminados serán perfectos para una sensación de misterio en tu fiesta de cóctel.
En un evento también es importante tomar en cuenta el hambre que tus invitados pueden comenzar a sentir, siendo que en promedio pueden llegar a pasar hasta 3 horas sin consumir alimentos en estas ceremonias. Por ello, es fundamental ofrecerles pequeños aperitivos, los cuales pueden ser los favoritos de los novios o los que se encuentren de moda. La bebida, por su parte, puede ser con o sin alcohol, que alguien se encuentre encargado de servir o simplemente que cada quien las prepare a su gusto.
Lo ideal es contar con música en vivo y tranquila, ya que no podemos olvidar que el propósito de la cocktail party es hablar y conocerse un poco mejor entre ambas familias mientras los novios realizan ciertas actividades necesarias para prepararse para la fiesta grande.